viernes, 5 de marzo de 2010

Divorcios y terceras barra terceros

Estaba yo el otro día de vacaciones en un hotel escuchando unas noticias, absurdas como de costumbre o raras, según se mire, pero una de ellas me llamó la atención y es que hablaban de los divorcios. La cosa tenía su gracia pues era un programa de esos de debate donde ninguno de los que están representa a los que deben estar, sin embargo están, nunca dicen nada que merezca la pena y supongo que la dieta que les dan por ir a acacarear al programa les incluye el derecho al pataleo y a pelear con el de enfrente más que a dialogar como gente civilizada. Esto es algo que todavía en España no se consigue. Está claro que la frialdad europea hace mella en mi y me resulta grotesca tan poco control de las emociones y de la personalidad. Está claro que en España estos temas todavía están recientes como lo están muchas cosas y por eso van las cosas como van, a capotazo limpio y siendo los más toreros que nadie. Y no vamos a caer en el topicazo de Sanchez Dragó de “si habla mal de España es que es español”. Está claro que yo no hablo mal de mi país -en muchos aspectos lo tengo idealizado y seguramente lo tendrán más idealizado aún mis hijos- simplemente lo veo con frialdad desde fuera como cuando se mira a un amor cuando has pasado las fases de enamoramiento ciego, porque la ceguera nos hace no ver la realidad, no sentir, no ver con claridad lo que está pasando realmente a nuestro alrededor y sin embargo cuando tomamos una posición más lejana y una distancia podemos observar e inconscientemente comparar. Al fin y al cabo es lo que hacen con nosotros todo el tiempo, siempre nos están comparando de alguna o de otra manera.
Yo he conocido en Francia terceras y cuartas generaciones de divorciados lo que quiere decir que es algo que a lo que ya están más acostumbrados, eso si se une al carácter poco dado a lo pasional y más bien frío, el resultado siempre será muy distinto del de los españoles que en temas de divorcios siempre es una batalla campal horrible, deleznable. No nos queda na...Un amigo mío, conocidísimo abogado que ejerce su profesión entre Estados Unidos y España me dice que los juzgados de familia son mucho peor, mucho más crueles y salvajes que los juzgados de asesinos...ahí es nada! Le creo, porque yo misma he visto a alguna ex gritando como loca venganza, probbablemente sin saber muy bien por qué. Y es que este tema ha sido lamentable y triste en España, a penas llevamos veinticinco años de gente divorciada y los primeros en hacerlo fueron los paganinis del asunto, como en todo, claro está.

El programa en si, planteaba que quién perdía más si el hombre o la mujer en los divorcios...no es tema que vaya a discutir ahora porque nos da para una novela, lo que sí haré es introducir un nuevo elemento que alguien en el programa apuntó muy sabiamente: el que paga los platos rotos es la nueva pareja. Cuánta razón tenía el experimentado tomador de la palabra. Así es. La nueva pareja paga en sus carnes la catársis de lo que está sucediendo a su compañero o compañera con su respectivo o respectiva ex, y esto es además de horrible, injusto. La historia es clara y evidente.

Un hombre se divorcia y deja de ver a sus hijos, esto es completamente lógico porque va unido a la situación de divorcio, sino, no sería un divorcio, luego no hay que rasgarse las vestiduras, cuando uno se divorcia es porque no aguantas ¿a quién? Porque –ya sé que es una generalización- la mayoría de los niños están al cargo de uno de los tutores, osea uno se ocupa más que el otro yendo las cosas bien. Cuando viene el divorcio resulta que el que no se ocupa –que generalmente suele ser el hombre- le entran muchas ganas de ocuparse ¡vaya por Dios! Coincide con el cabreo máximo de la que sí se ha ocupado y ha pasado las de Caín más sola que la una, sorprendida ahora por la novelería masculina y dice: ¡ahora te vas a enterar! Y se pone como una auténtica cerda a defender algo que en realidad –y aunque tenga un poco de razón- no le pertenece en exclusividad, pero es el instinto animal de decir: esto es mío y con esto manipulo. El bolsillo del hombre va a quedar esquilmado de por vida, cosa que tampoco es justa. En esto tiene gracia como los roles hombre-mujer pasan a ser muy primarios, totalmente primarios. Por narices la custodia para la madre y la manutención para el padre. Sí, ya sé que hay excepciones. Los niños, que generalmente son las víctimas del asunto, pasan además y al estar en medio del fuego a ser pequeños verdugos manipuladores porque los padres se lo ponen a huevo para hacerles los seres más egoístas de la historia, unos consentidos, personas a falta de un buen tortazo, que sus padres se lo darían en circunstancias normales, pero que como son hijos de divorciados pues la cosa ya no fluye con naturalidad.

El horror con hache viene cuando ese hombre –que no sabe y un poco que no le da la gana- tiene que ocuparse de los niños los wek y entre otras cosas no tiene costumbre y es chungo porque durante la semana trabajas y los finde te largan a las criaturas aun a sabiendas de que quizás no quieren ni venir a tu casa porque están cansados, les rompes el ritmo, pero TOCA. Esto es muy importante para todos, TOCA, para la mamá que está al cargo porque descarga su mala conciencia y para el papá que está deseando verles aunque el asunto práctico sea chungo. La bufi, los deja pero a regañadientes, y lo hace pero con unas condiciones seguramente insólitas: que los recojan a las 6 y diez el viernes –con lo cual el pobre padre ni llega porque sale mas tarde del trabajo y hay atasco-, que los devuelva el sábado pero a las 7 y cuarenta y los vuelva a recoger el domingo pero después del desayuno y los traiga a la comida porque hay reunión familiar que lógicamente es más importante que estar con su padre...en fin un puteo inhumano, impropio de dos que un día tuvieron uno, dos o tres hijos, infame y de cárcel pero para los dos. El hombre, agobiado completamente por la situación y que ha encontrado una nueva pareja o relación le endorsa o le endiña el problema al tercer elemento que es al que yo me refiero en este lío.
Este elemento debería mandar a todos a cagar desde el primer día y con eso tendría –con toda seguridad- el cielo ganado. Generalmente no es así y consuela a su hombre que puteado como nadie, con el bolsillo arruinado por la exbúfala –que ni de broma encuentra pareja porque está disfrutando su soltería y además tiene los niños, osea el poder y tiempo para conspirar con sus amigas feministas contra él- éste pide una mano de ayuda y de sostén, a su nueva pareja cosa que por naturaleza y excluyendo a las malas personas, lo haces sin pensarlo. Terminas ocupándote de unos niños que no son tuyos, que no te pueden ni ver, y aunque te quieran mucho, su búfala mamá ya se encargará de hacer que eso cambie, sin fines de semana, con la casa invadida por gente que se cree dueña de su casa y tu como la chacha de todos. A su vez, esos niños quieren a su padre en exclusiva y no compartido con alguien que ocupa el lugar de su madre o de su padre con lo cual el rechazo se va haciendo enorme, muy grande, crece el resentimiento y el problema psicológico y el malestar sin saber por qué y sobre todo culpabilizando a quien no tiene culpa de nada. Esto no termina aquí, tú cocinas peor que su mamá, su mamá es mucho más guapa que tú, tú no los conoces y tienes que aguantar todo, como si potrean las paredes, da igual porque su papá para un rato que va a estar con ellos...tú estás ese viernes y ese sábado que te gustaría estar por ahí con tu pareja, pendiente de lamentos y malos rollos que en realidad te tendrían que importar un bledo pero te hacen partícipe, y claro te implicas, y claro que haces matemáticas, lectura y todo lo necesario por agradar y colaborar en la marcha de algo que en realidad no tiene nada que ver ni contigo, ni con tu lío ni con nada porque nadie te respeta ni lo hará probablemente hasta que no pasen cien años o hasta que nos los denuncies a todos por invasión de la intimidad y acoso sin precedentes. Por supuesto la bufi llama cuando le da la real gana y se cree con poderío en tu casa por el hecho de que están sus hijos, éstos sientan igualmente sus reales porque está su padre que es toda una autoridad y tú  eres una bruja, aunque les digan que te tienen que conocer, pero es tu casa y están con su padre que es tu marido o tu pareja, sin embargo tú no puedes hacer lo mismo en la casa de ella, ni ellos dejarían que tú cotillearas sus armarios o abrieras su nevera y sin preguntar arramplases con todo, tampoco puedes llamar a sus hijos para ver cómo están en esa relación de plástico preparadísima en la que solo te los dejan ver el wek que te toca pringar y si a ti gustaría verlos o invitarlos otro día cualquiera te jodes como Herodes porque no eres nadie de la familia y punto. No eres nadie pero sí lo eres para pringar, ¡la hostia!

-¡María te llaman al teléfono, es Ana la mujer de tu padre!, es que son tan amigas... Pues no, eso no se oye nunca. Tú solo estás para solucionar la papeleta de los wek y aguantar historias de las que como no andes lista te caen las culpas fijo. Dalo por hecho. No puedes influir en ellos para nada porque no te dejan, ni transmitirles nada, ni hacer nada porque no son nada tuyo y para eso tienen una madre y un padre, y ojito con lo que haces o dices! Nunca digas la verdad ni a su padre! No te pases ni media!
Yo creo que cuando alguien se determina a divorciarse me parece absurdo e hipócrita pretender creer o pensar que se va a mejorar en algo, o que se va a continuar siendo dueño de alguien, menos de unos hijos, de esos mucho menos. He visto monopolizarlos y manipularlos hasta límites de no poder dejar el psiquiatra y eso es una canallada probablemente con responsabilidad de los adultos que llevan mal sus problemas y los vuelcan despiadadamente en los hijos que a su vez se convierte en asesinos de las vidas y las almas de los demás porque se tienen que defender. Con el divorcio, se mejora un conflicto –si lo hay- de pareja, pero poco más. Esto, a veces ya es, sobre todo cuando el problema es de gravedad, aunque con los años y la sabiduría yo siempre diría: intente usted arreglarlo y no se divorcie, al menos cuando hay todavía hijos en etapa de crecimiento evidente. Te alejas del problema, pero vienen otros. No se soluciona nada, más bien al contrario, los problemas se reproducen, de no ser que se pertenezca a las excepciones. He visto a muchos hombres discutiendo con diferentes parejas por lo mismo, quiero decir a un hombre que ha tenido cinco mujeres y que con todas discute por el mismo problema y viceversa. Es difícil pretender algo distinto que no sea quedarse solo cuando todo se ha roto, quizás los hijos deban quedarse con uno de los tutores una larga temporada en lugar del trajín de los wek y poco más, pero quedarse de verdad, que cunda el tiempo y que se disfrute sinceramente y sin influencias cuando se esté con uno de los tutores. Lo de los wek me parece un desastre absoluto para todo el mundo, fuera de su rutina los niños que a medida que tienen su ambiente, sus cumples y sus amiguitos que pasan a primer plano, es absurdo pretender llevarles a casa de nadie aunque sea la de su padre o de su madre con nueva pareja a pasar un suplicio.

Algunos logran encontrar un equilibrio, los casos que he visto es porque uno de los dos ha sido muy muy generoso y no han tenido ninguno nuevas parejas, claro, entonces sí, casa de papá, casa de mamá, incluso es divertido, por decir algo y resuelve que es de lo que se trata. Cuando entra el tercer, tercera o cuarto, cuarta elemento en la escena vamos pero que muy mal. Seguiré.

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