miércoles, 7 de julio de 2010

¡Er júlbol! oé, oé, oé.


Siempre he pensado que el fúlbol es un deporte de cafres y para cafres y que detrás de ello estaba la máquina capitalista haciendo de las suyas. Esto es un hecho que creo está bastante claro para todos. Bueno. Es obvio que el tiempo pasa para todos, aunque no para todos de la misma manera y en ocasiones cambiamos la forma de pensar o de posicionarnos. La verdad es que el fulbol o julbol  sigue sin importarme al menos como le importa a otras muchas gentes que se gastan los pecunios en comprar entradas o en viajar como forofos en apoyo del grupo. Hasta ahí no llego. Muchos demagogos dicen –aunque no sin razón- que el fulbol sirve para alienar a la sociedad que es el opio del pueblo cuando éste está en una profunda crisis como lo está el pueblo español. Y no lo niego, pero, digo yo –y esto lo reafirmo- que una vez visto “lo mal que lo están pasando algunas gentes” pues que con algo se tiene que distraer uno. Alomejor desde ese punto de vista de hedonismo total, alomejor no es tan grave, alomejor no pasa nada por ser forofo en unos mundiales programados en verano, máxime cuando además el equipo español es bueno. A mi, con estos temas me entra el españolismo catetil, lo reconozco, y como vivo fuera de España soportando comentarios –algunas veces denigrantes de mi país- pues me entra el avenate españolil y me sumerjo con todos ellos a gritar el oé, oé, oé y oé como la que más, como la más futbolera. Hago torrijas fuera de tiempo y paellón que te crió. Eso es lo que tiene. Pues sí, igual que cuando juega Rafa Nadal en París que a todos les repatea porque siempre gana. Pues eso, mal que les pese a los franceses que no paran de criticarle, pues viene a París y gana sistemáticamente y no sé yo a qué esperan para reconocerle, pero en fin.

En terreno futbolero veo que los más simpatizantes con España me ven por la calle y me dicen “a por ellos” y cosas así. Aprovechan la ocasión, el otro día concretamente, para preguntarme –de paso- que cómo se compra una sandía española. Ya ves tú y yo qué sé. Le dije al hombre que le diera unos golpecitos o que simplemente le hablara a ver qué pasaba, después seguimos hablando de “la Roja”. De otro lado, hay otros a los que les repatea tanta victoria deportiva española y ya tienen sentenciado el partido de hoy con un 4-0 a favor de Alemania. Y digo yo, ¿qué mas da? El deporte casi por definición está concebido para competir, sino, no tendría sentido, es por eso que no me gusta porque yo soy muy poco amiga de competir, no me compensa. Tampoco se puede estar haciendo de todo un problema existencial. En ese sentido, el hombre, el ser humano, necesita escapes de alguna manera, distenderse y concretamente en esto del mundial veraniego pues no lo veo tan grave que la gente lo emplee como distracción absoluta, claro, todo tiene sus límites. Es una ocasión que muchos aprovechan incluso para reunirse con otros, charlar, sentir que forman parte de algo que está libre de las ataduras políticas o económicas, aunque en el fondo esas ataduras estén. No se puede ser las veinticuatro horas del día un intelectual, ni un músico, ni un pintor, ni un filósofo “menudo cuco”, muy al contrario y según dicen los especialistas un músico tiene que escuchar de todo en su periodo de formación y no solo la música elevada a la que se supone se prepara a ejecutar durante todo el tiempo. En la variedad de las cosas está muchas veces la inspiración necesaria para crear y esto del deporte de masas, es acojonante, sí, pero alomejor tiene su aquel y de vez en cuando un poco de opio no viene mal, oé, oé.

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