El otro día, alguien me ha contado una batalla digna de ser comentada cuando asistió a un concierto en el Teatro Monumental de Madrid. De forma completamente surrealista relacioné el hecho con un libro de Comte que en esos momentos tenía en mis manos justamente en el párrafo donde afirmaba que las ideas gobiernan el mundo y que hay una correlación entre lo mental y lo social, y que esto depende de aquello. Yo pensé en ese momento que no solo las ideas gobiernan el mundo, también gobiernan las sensaciones casi más que las propias ideas. Las sensaciones pertenecen básicamente al mundo de las Artes y socialmente de lo Cultural. Lo del teatro Monumental y el concierto que allí se ofrecía dedicado a niños que no entendian nada de lo que estaba sucediendo me pareció triste. Esto quizás sea una sola anécdota o quizás sea un hecho cierto que sucederá cada vez con más frecuencia. Por ahora no lo sé. Cuando yo era pequeña -es obligatorio acudir a aquellos tiempo que son ya históricos- apenas había manifestaciones culturales que mereciesen la pena, no teníamos en absoluto esa costumbre, eso no, al menos la motivación de asistir a un Concierto de música clásica, música de cámara, de piano...ni siquiera los grandes ballets eran fáciles de ver en un país que estaba saliendo del franquismo (los Ballets eran rusos o franceses, no venían a nuestro país, solo teníamos alguna película) y donde las cuestiones culturales ocupaban la última posición, si es que se era consciente de ello, claro, que más bien no. El fascismo, los gobiernos de derechas, las dictaduras...por denominarlo de alguna manera siempre han considerado las cuestiones culturales como algo ocioso, de segundo orden, nunca como algo que se debe de saber por obligación en el currículo educativo. Nos educaron de forma fragmentaria en una especie de allá te las compongas. Las bibliotecas al uso tal y como existen hoy eran impensables, las salas de danza, el aprendizaje de la música, los teatros, el teatro, la pintura...Supongo que ese ambiente hostil fue tan propicio por aquello de desarrollar lo que no se tiene que incluso algunos nos hicimos artistas, claro está de forma autodidacta y supongo que por motivación de tipo genética, no externa. Más horror.
Hoy hay muchas más facilidades para todos. Con el tiempo y la diversificación de las leyes políticas -más bien impulsadas por los gobiernos socialistas que creo que algo han hecho bien- se dedicaron a sembrar las calles, los municipios de salas de conciertos o de centros culturales como bien se quiera llamar. Luego ya se vió que lo que no había era criterio para poder contratar a nadie, que no había afición y menos dinero, osea la gente no asistía a nada y punto. En esos Centros se hallaba su biblioteca, sus cursillitos de artes plásticas, manualidades, cursos musicales, entretenimientos varios...Son lugares donde se reunían también la gente mayor, denominándose a esos lugares "útiles". Yo creo que son útiles si se gestionan bien y está demostrado que algunos funcionan muy bien aunque otros piensen de diferente manera.
Hoy en los programas de la Logse se incorporó la música de forma curricular en todos los colegios del territorio nacional, y muchos de esos encargados de enseñar música, son músicos bien formados. Su obra deberíamos verla en los "alumnos formados" y en la gente de la calle, también. Es decir que los países deben tener como asunto prioritario la educación cultural de sus pueblos. Alemania y Francia son dos buenos ejemplos de ello. En Chile me decía el otro día un chileno -osea que no me lo invento aunque pudiera hacerlo- eliminaron de los programas educativos la música por ser ésta causante de la emancipación de la mente. Como sea, la cultura es algo intrínseco al ser humano, fundamental para su formación y nadie debería discriminar a ciertos grupos de la sociedad en el desarrollo del espíritu, en suma de sus posibilidades para disfrutar por ejemplo, un concierto. Pero claro, como afirman algunos: si no lo entiendo...pues qué vamos a hacer, habrá que hacer por entender, digo yo. En los países antes citados la mayoría de los niños estudian un instrumento por estudiar, es decir, tienen una educación más democrática, donde cualquiera puede intentarlo no para precisamente ser profesional, sí para poder enterarse y sobre todo respetar lo que sucede en un concierto.
Pero esto es formación y educación y yo no sé qué va a pasar con los años en nuestro país donde los padres cuando sus hijos no saben comportarse en un concierto porque dan patadas a los asientos o gritan, pues ellos responden: ¡es que son niños! A lo que habría que responder: pues no los traiga señora que ser niño no es ser salvaje, leche. Eso le hubiera dicho yo. ¿Por qué los niños de los países vecinos les educan para saber estar en un lugar y a los nuestros no? Niños son en ambos países, pero y esto lo veo yo cada día, algo hacen en Francia con su sistema educativo (quizás más represor) que sus niños, saben estar en conciertos y donde sea, sin importar su "clase social" y cuando pasas por los colegios no se oye a canívales y están tan llenos de niños como allá...Dicen que los del sur son más ruidosos...no lo sé. Sé que están peor educados, muy mal educados diría yo en sus modales, embrutecidos muchas veces y muy reyecitos porque a los pobrecitos niños no se les puede llamar la atención que su mamá se enfada.
Creía yo que España había mejorado en esto...parece que no. ¡Es que no tenemos tradición de eso! dicen algunos, ¿entonces de qué tenemos tradición? Si no se educan los oídos no se puede pasar directamente a escuchar a Bach y enterarse, -claro que alguno lo logra- por lo que no se puede pasar de no leer nada a leerse un ensayo de Kant o el mismo Quijote. Difícil y peliagudo tema. Espero que con los cambios de gobierno y su impulso deportivo no se tumben las intentonas de culturizar a la población y de democratización de la cultura, aunque puede que esto suceda, también desde las élites pues son muchos los que piensan que ciertas artes son para los elegidos.
Volviendo a Comte -genio insipirado de este texto- decía más adelante en su teoría positivista reforzando el carácter histórico del positivismo; que el sistema que explique el pasado será dueño del porvenir. Eso es lo que me gustaría, llegar a explicarme algo de lo ya pasado. Solo de esa manera se podría dar continuidad histórica y equilibrio social al lema político de Comte: ordre et progrès; orden y progreso. En este sentido, el imperativo de la moral comtiana -que es una moral esencialmente social- es vivir para el prójimo: vivre pour autrui, de donde concluyo que las artes y en este caso la música no debe existir solo como fin hedonista y personal sino que debe de servir, debe de ser un vehículo para la elevación de las almas, pero, eso sí, compartiendolo con los demás, sociavilizando en definitiva la propia esencia de la música.
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