Descartes determina toda la filosofía del siglo XVII en el Continente. Su influencia aparece visible, no solo en sus discípulos y seguidores inmediatos, sino en los pensadores independientes, en los teólogos incluso, en Pascal, en Fénelon o en Bossuet. Y sobre todo en Malebranche, y fuera de Francia en las grandes figuras de Spinoza y Leibniz. La res extensa está determinado en el mundo físico de Descartes por la extensión. Junto a la res infinita que es Dios aparecen las dos sustancias finitas, la sustancia pensante -el hombre- y la sustancia extensa -el mundo-. Son dos esferas de la realidad que no tienen contacto ni semejanza alguna entre sí. Y esto plantea el problema de su comunicación, consecuencia del idealismo, que es el problema del siglo XVII. El mismo hecho del conocimiento o el ser del hombre plantea ya esta cuestión. ¿Cómo puedo yo conocer el mundo? ¿Cómo puede pasar lo extenso a mí, que soy inestenso e inespacial? Más aún: ¿cómo puedo actuar yo sobre mi propio cuerpo para moverlo, siendo dos realidades dispares y sin posible interacción? Tiene que ser Dios, fundamento ontológico de las dos sustancias infinitas, quien efectúe esta imposible comunicación de las sustancias. Este problema, planteado por Descartes, tiene tres soluciones posibles, que van a ser dadas por él mismo -y más claramente por Malebranche- por Spinoza y por Leibniz.
Una de las figuras capitales de la corriente teológica influida por el cartesianismo es Jacques Bénigne Bossuet (1627-1704), obispo de Meaux, gran personaje en su tiempo, que fue el alma de la Iglesia de Francia durante media centuria. Fue un gran orador sagrado, historiador, teólogo y filósofo. Se esforzó en relación con Leibniz, en las negociaciones irénicas, que tendían a reunir las Iglesias cristianas, y escribió la Historia de las variaciones de las Iglesias protestantes. Sus obras filosóficas de más importancia son el tratado De la connaissance de Dieu et de soi-même y el Discours sur l'histoire universelle, verdadera filosofía de la historia, que se enlaza con la Ciudad de Dios, de San Agustín, y prepara en cierto modo la obra de Vico Herder y sobre todo de Hegel.
2 comentarios:
Lo primero felicitarte por tu blog y decirte que me parece más bonito este nuevo fondo del blog que el anterior. Y sobre esta entrada doy una opinión. Recuerdo la clase de filosofía cuando estudiaba al instituto, y la filosofía se definía así: preguntarse el por qué del por qué. Es dar muchas vueltas a la cabeza. En contraposición con la Religión que se basa en la fe, ha de ser una fe sentida y segura de que venimos de Dios y volvemos a Él. Es una premisa más sencilla y que llena más de paz. Y cultivar la fe da los mejores frutos que se pueda desear. Elena Balaguer.
Muchas gracias, los escritores vivimos de gente como tu, si no fuera por personas así, no habría motivación para seguir. me encanta que dejes tus comentarios aquí y ojalá lo hagas más a menudo. Muchos saludos. Rosa Amor del olmo.
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