
Algunas
diferencias hay desde siempre entre nuestra vecina Francia y España (país que
ahora ha descubierto todo en la vida). Recuerdo yo algunas cosas importantes y
diferentes cuando llegué aquí, a la tierra de Balzac, cosas interesantes de
usos y costumbres que me ha costado probablemente asumir –como buena madrileña-
y que ahora contaré de aquella manera. Es que recuerdo que Madrid es de las
regiones más egocéntricas y como tal podría decir más cateta que existe
a admitir todo lo externo, allí todavía no perdonan a el que se va a
otros lugares y menos aún en el fondo acoge a el que viene después de
haberse ido y además a quedarse después
de haber aprendido más. A los madrileños no les gusta que se hable otra cosa
que madrileño.
-¡Cómo y por qué se
le ocurre a alguien dejar esa ciudad maravillosa! ¡qué se puede encontrar en
otros lugares si allí hay de todo, hay teatros, hay cines…es la cocina de
España. Dejarlo es traicionarlo, y los de allí te miran con desconfianza como a
un apóstata que con nadie se entiende, salvo con otro apóstata que ha dejado
Madrid porque piensa que en otros lugares también hay salarios, vida y
educación. Madrid y otros muchas españas de España también, están para ir de
vacaciones –esa es la opinión europea- y
con ella me quedo, sin duda.
Por esos mundos nos
encontramos, por el mundo: renegados, y somos así como dijo Falla, españoles en el extranjero y extranjeros cuando vamos a nuestro país, sí,
Madrid es un país.
Recuerdo yo cuando me
criaban que Francia por aquel entonces era el país de la modernidad, un país
descompuesto donde todo era libertinaje. Gratia cuenta ahora resulta que
es al contrario, son los padres de afuera los que se cuestionan enviar a sus
hijos a estudiar a Madrid, -hoy solo hablo de Madrid- por ser este un lugar de
ocio especialmente preparado para ello donde no existe ni mucho menos el orden
galo, ni lo querrán tener en la vida pues ya se han montado el Mundo del Ocio
de Madrid en la política y en el turismo y cualquiera les apea del burro.
Un estudiante educado en el extranjero llega a Madrid y lo primero que hace es
agarrarse una melopea de no te menees compadre y a mi me da rabia esto. Me da
rabia que alcaldes y demás se empeñen en vender ocio como sea y que estudiantes
de otros países les encante Madrid por que se lo pasan muy bien y no porque les
vayan a dar unos conocimientos únicos y exclusivos. El primer año en la
Facultad de Informática del hijo de unos amigos que viven en Bruselas
fue catástrófico, suspendió todo, un chaval que ya a los dieciocho años hablaba
perfectamente cinco idiomas, es decir hablaba algo más que el inglés,
lengua ésta que últimamente me repatea, tocaba dos instrumentos y lo hacía de
forma normal. Lo del inglés y el aprendizaje compulsivo es ya otra obsesión
española, fruto lógicamente de las políticas económicas y no culturales.
Como
digo, otra de las cosas que me sorprendió de las tierras de Asterix, fue la
Escuela y los profesores enseignantes o instructeurs, a
diferencia de mi país madrileño, después de haber contemplado en la Facultad a
muchos que se preparan para serlo y que no cogen un libro ni por equivocación…
Un profesor que no lee no es ni será jamás un profesor. En Francia esta
profesión privilegiada y desprestigiada como nunca, me pareció más natural, más
vocacional, mejor pagado, más considerado mucho más y el acceso a la buena
educación también doblemente mejorada y gratuita. Reservan a los mejores para ser maestros, aquí siempre se decía: el que vale, vale y el que no, a Magisterio. ¡mire usté si Galdós levantara la cabeza! He visto en la Escuela de Magisterio que esos que van pa maestros los muchos son bastante borriquitos y amor por la educación poco, poco.
-¡Por qué hay que pagar
500 euros de media por niño en septiembre para materiales! Pues que estudien
con fotocopias y con libros móviles que pasan de unos a otros por años y no
pasa nada, porque esos libros son cuidados por sus usuarios bajo pena de
castigo si no lo hacen. La mentalidad de mi país es otra: ¡cómo se les ocurre
castigar a mi niño porque no trate bien un libro de la comunidad! Yo puedo
comprarle todos los que hagan falta, no tenemos que mendigar nada de nadie…y
así queda la cosa. En España como hemos sido nuevos ricos ¡cómo reciclar algo qué dices! ahora al venir las vacas flacas han cambiado los tiempos para muchos que se reían de mi manera de pensar...ayayay.
En mi país se
trabaja mucho, mal y tontamente…perdemos mucho tiempo en preparativos, en
cafés, en paseitos…esto no resulta eficaz, en Francia se trabaja muchas menos
horas y más efectivas, más intensas, por ello hay necesidad de tener vacaciones
cada mes y medio, así es ¡quince días de vacaciones cada mes y medio de
trabajo!, vacaciones de otoño, de Noël, de invierno y de primavera, después
viene el verano. Cuatro días intensos de escuela y las mañanas de los sábados.
Cuando cuento esto entre mis amigos y conocidos madrileños me miran con
desconfianza, como diciendo ¡dónde está educando esta mujer a sus hijos! O cuando
les digo que a los 6 años un niño francés aún no sabe leer o que las
matemáticas se hacen de cabeza y es difícil encontrar a un niño de 7 años con
divisiones interminables impropias de su formación y comprensión del universo.
Todos y cada uno se inflan como pensando: mi niño lee desde los cuatro años,
tiene muchos libros muy bonitos con pegatinas y le veo enfrentado a sus 7 u 8
años a unas operaciones matemáticas de horror, ¡pero todo va bien! Las
estadísticas después demuestran que ese es el camino de no llegar a ninguna
parte, que los niños odian las matemáticas porque no las comprenden, que no
comprenden la lectura, imposible por ello que salgan lectores de adultos, que
están cansados porque no duermen pues las costumbres de nuestro país español no obligan
a acostarse a las 8 y media, por tanto son niños muy ruidosos e insoportables
en su mayoría. Esto –recuerdo- no lo digo yo, es que hay estadísticas que lo
demuestran. Hoy, en mi país madrileño o pagas un colegio para diferenciarte de
los demás y encontrarte menos inmigrantes o entras en los subvencionados –que
para muchos como son de curas se justifican bien consigo mismo-. En España se
dan muchos conocimientos –a lo bestia diría yo- pero no se enseña en absoluto a
pensar. Los enseñantes –Lázaro Carreter ha aconsejado en diversas ocasiones su
desprecio por esta voz traducida del francés que tan mal define esta sagrada
profesión-, los maestros mejor dicho, hoy, controlan y mucho de pedagogía de
las matemáticas, pedagogía de ciencias, pedagogía de la pedagogía…didáctica de esto didáctica de lo otro, pero ni saben
matemáticas ni saben pedagogía, solo dar mucho temario aunque este no
signifique nada en la vida del estudiante que se forma y debe ser educado y
animado a descubrir los estudios, la historia, en definitiva el conocimiento.
Esa es una diferencia entre nuestros países en Francia se enseña el conocimiento
y en España se informa.
Una forma de
evaluar a los estudiantes en Francia –y esto es algo que hacen
desde pequeños- es la disertation. Es una manera de exponer un tema, una
idea, una tesis con unos planteamiento iniciales donde tienes que convencer al
que lo lee del tema que vas a exponer. Esta prueba es el resultado de tener
ideas claras, de haberse informado todo lo que se pueda y de aplicar tu
inteligencia y opinión a todo lo que estás diciendo. Hay que elaborar para ello
un plan a seguir, y muchas cosas más. Recuerdo yo el año pasado que mis
estudiantes erasmus (categoría que sirve parece exclusivamente para
pasarlo bien unos meses en otros países) estaban muertas de miedo y querían a
toda costa que les cambiase la forma de examen, porque no estaban
acostumbradas a ello, porque no sabían hacerlo. Yo les dije ¿para qué salen al
exterior de su país? Ya lo había expuesto Quevedo que en nada mejora aquel
que muda de país y no de hábitos y costumbres, o algo así. Tranquilos que
de todas formas en Francia tampoco es oro todo lo que reluce, solo que
encuentro a los profesores y maestros mucho más relajados –por los tiempos de descanso-
mejor preparados y sabiendo muy bien lo que hacen. Aquí todavía castigan por
llevar chiche a la clase y todo el mundo se habla de usted incluso entre
estudiantes, y creo yo que no por ello están retrasados más al contrario, por
ello son educados y respetuosos los unos con los otros, hay unos modos, en
este sentido Madrid me parece salvaje y caníbal.
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