Hoy recordaremos a San Buenaventura (Juan de Fidanza) quien nació en Bagnorea di Toscana en 1221. San Buenaventura siguió la línea de pensamiento de San Agustín o San Bernardo, una corriente mística que alcanzó ne él su máximo explendor y desarrollo y que de alguna manera también murió con él al irrumpir la filosofía de Santo Tomás de Aquino. Representó el espíritu franciscano a la perfección y encarnó al pensador místico y conservador inscrito en la línea de la Escolástica clásica. Recogió la filosofía tradicional, sin negarse a incorporar nuevas teorías pero siempre desde la perspectiva de que éstas sirvieran de complemento a la tradición ya establecida.
Para San Buenaventura el objetivo de la filosofía es Dios, el conocimiento de Dios; la fe proporciona un conocimiento imperfecto, pero seguro del mismo, y es motivada por el amor. Pero el hombre tiende a intentar comprender y por ello busca razones; la filosofía era para este pensador el camino constituido por diversas fases: en primer lugar podemos percibir a Dios en las cosas que nos rodean, pues ellas conservan vestigios de Él; Lo expresan de alguna manera y reflejan la Trinidad. "Es fácil -dijo el pensador- percibir en todo lo que nos rodea la armonía, la belleza, el orden divino, y al amor lo que nos rodea amamos también a Dios". En segundo lugar, en este camino racional de ascensión hacia el Creador, lo conocemos en nosotros mismos, en nuestra alma, que ya no es un mero reflejo de Dios sino Él mismo, una verdadera imagen del ser supremo. Por último la tercera etapa de conocimiento escapa ya a al filosofía y entra en el terreno de la mística: se contempla directamente al Creador cuando se alcanza el estado de unión mística.
Se observa en consecuencia que la filosofía se detiene necesariamente en el conocimiento de Dios en el alma humana, que sobrevive al ser sustancia completa a la muerte corporal pero que posibilita en vida el conocimiento sensible de las cosas. El hombre es un paso intermedio entre las cosas sensibles y Dios: nuestro entendimiento precisa conocer el mundo de las cosas sensibles pero puede alcanzar un grado elevado de sabiduría si se dirige al alma y por tanto a Dios, que no son percibidos a través de los sentidos sino directamente. A través de la filosofía podemos conocer las cosas, pero este conocimiento será siempre parcial e incompleto por lo que si bien la filosofía supone un camino hacia Dios, quien se detenga ne ella "caerá en la obscuridad" pues nunca proporcionará más que una certeza relativa.
Por otra parte San Buenaventura afirmó que el mundo había sido creado en el tiempo, en contra de la Eternidad del universo sostenida por Aristóteles y Averroes; afirmó así que si el cosmos no tuvo un principio no podría haber alcanzado el estado actual porque el camino por recorrer hubiera sido igualmente infinito. Santo Tomás, pro el contrario, consideró posible la creación de un mundo eterno, sin principio.
De alguna manera los postulados de san Buenaventura representaron una corriente filosófica de la Edad Media que fue abandonada en gran medida cuando irrumpió la filosofía tomista, que dominó la Escolástica.

**Ingresó muy joven en la orden franciscana adoptando el nombre de hermano Buenaventura. Estudió en la universidad de París donde fue discípulo de Juan de Sales, quien escribió una conocida Summa Theolóica. Dio clases en la misma universidad y conoció a santo Tomás de Aquino. En 1256 se convirtió en Ministro General de la orden y abandonó la enseñanza. Murió en 1274. Entre sus obras cabe destacar Breviloquium, escrito durante sus años de docencia, Itinerarium mentis in Deum (1249) o Collationes in Hexaëmeron (1273).
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