En su cuarto viaje a Jerusalén, los judíos promovieron contra él
una fuerte persecución y estuvieron a punto de darle una paliza. Los soldados
del ejército romano apenas lograron sacarlo con vida de entre la multitud
enfurecida. Entonces cuarenta judíos juraron que no comerían ni beberían mientras
no lograran matar a Pablo. Al saber la hermana de él esta grave noticia, mandó
un sobrino a que se la contara. Entonces Pablo avisó al comandante del
ejército, y de noche, en medio de un batallón de caballería y otro de
infantería, lo sacaron de Jerusalén y lo llevaron a Cesarea. Allá estuvo preso
por dos años, pero permitían que sus discípulos fueran a visitarlo (Hechos 21,
27-40).
Al darse cuenta Pablo de que los judíos pedían que lo llevaran a
Jerusalén para juzgarlo (para poder matarlo por el camino), pidió ser juzgado
en Roma, y el gobernante aceptó su petición. (Hechos 23, 1-31). Y en un barco
comercial fue enviado, custodiado por 40 soldados. Y sucedió que en la travesía
estalló una espantosa tormenta y el barco se hundió. Pero Jesucristo le anunció
a Pablo que por el amor que le tenía a su muy estimado Apóstol no permitiría
que ninguno de los viajeros del barco se ahogase. Y así sucedió. Lograron
llegar a la Isla
de Creta y allí salvaron sus vidas del naufragio.Al fin llegaron a Roma, donde esperaban a Pablo con gran
entusiasmo los cristianos. En esa ciudad estuvo dos años preso (casa por
cárcel) con un centinela en la puerta. Y los cristianos y los judíos iban
frecuentemente a charlar con él, y aprovechaba toda ocasión que se le
presentara para hablar de Cristo y conseguirle más y más seguidores.
Cuando estalló la persecución de Nerón, éste mandó matar al gran
Apóstol, cortándole la cabeza. Dicen que sucedió el martirio en el sitio
llamado las Tres Fuentes (Tre Fontana) (y una antigua tradición cuenta que al
caer la cabeza de Pablo por el suelo, dio tres golpes y que en cada sitio donde
la cabeza golpeó el suelo, brotó una fuente de agua).
4.1. de Cesarea a
Creta (27,1-13)
Parten del puerto de Cesarea Marítima, arribando en una jornada
al puerto de Sidón; desde esta ciudad , donde permanecen varios días, se
dirigen costeando entre Chipre y Cilicia hasta Mira; esta travesía dura
unos quince días. Desde Mira reemprenden viaje hacia Creta, arribando en el
puerto de Lasea (Puerto Hermoso). Presuntamente, debido a las condiciones
meteorológicas, se disponían a pasar la invernada en este enclave, pero
alrededor del 6 de octubre reemprenden viaje con la intención de llegar
al puerto de Fenice, pensando que éste sería mejor lugar para pasar la
invernada.
Pablo es embarcado junto a otros prisioneros rumbo a Italia. En la
escala en Sidón se le permite visitar a sus amigos y ser atendido por ellos.
Después de quince días de navegación llegan a Mira, y allí toman una nave
alejandrina, llegando finalmente a Puerto Bonito (Creta) El centurión Julio, a
pesar de las advertencias del Apóstol, avezado en estas lides, toma la decisión
de partir, tomando en consideración la opinión del piloto y el patrón
partidarios de invernar en el puerto de Fenice, al parecer mejor preparado para
pasar allí el invierno. Aprovechando un ligero viento del sur zarpan
hacia Fenice.
4.2. La
tempestad (27,14-38)
El barco en que se encuentra Pablo costeando frente
a Creta es sorprendido por un viento huracanado procedente de la isla, como
consecuencia de este viento son empujados frente a un islote llamado Cirte. A la
deriva, fuera de su ruta intentan no chocar contra las rocas de la costa
por medio de distintos procedimientos.
La tempestad provoca la deriva del barco. Éste
permanece a merced de la tempestad mientras ésta continúa durante varios días.
La tripulación del navío intenta por todos los medios mantenerlo a flote, pero
al prolongarse el temporal, con el paso de los días cunde el desánimo. Pablo en
todo momento intenta que sus acompañantes mantengan la calma y coman, ya
que estuvieron varios días sin comer. De este modo, el Apóstol promete a la
tripulación que ha intercedido por ellos ante el Espíritu, y no deben
temer nada , ya que ninguno de ellos perderá la vida en este lance. La
tripulación, en medio del Adriático decide sondear la profundidad del mar, pero
observan que es escasa y deciden anclar la nave de todas las formas posibles,
evitando, de esta manera, chocar contra los escollos de la costa. Los
tripulantes intentan escapar de l barco arriando un bote, pero Pablo sabedor de
la necesidad de todos para salvarse indica al centurión el particular,
procediendo el centurión a cortar las amarras del bote. Finalmente, el Apóstol
se dirige a sus acompañantes indicándoles la necesidad de no seguir por más
tiempo en ayunas si es qué pretenden salvarse. El mismo toma pan, y después de
dar gracias procede a comerlo y partirlo. Todos los demás le imitan de
inmediato.
4.3. El naufragio (27,39-44)
Finalmente divisan una ensenada con una playa frente
a las costas de Malta. Al divisar la ensenada, deciden lanzar la nave hacia ella. Entre dos
bancos de tierra la nave naufraga , siendo desmembrada por la fuerza del
oleaje. Los soldados deciden matar a los prisioneros, pero el centurión,
queriendo salvar la vida de Pablo sé lo prohibe. Julio da órdenes para que el
abandono del barco se realice de una manera ordenada: primero los que sepan
nadar y después los que no sepan ayudados de tablas. Al final todos logran
ponerse a salvo, tal y como les había prometido el Apóstol. En este
episodio aparece un cierto protagonismo de los
soldados que intentan matar a los prisioneros para que no escapen.
4.4.En la isla de Malta (28,1-10)
Una vez a salvo descubren que se
encuentran en la isla de Malta. Nos encontramos con el episodio de la mordedura
de la víbora. El Apóstol es mordido por una víbora que se encuentra entre
la rama. De inmediato los nativos de la isla interpretan el hecho como un signo
desfavorable para Pablo, pero al no sufrir daño alguno los nativos
cambian de opinión. Los náufragos son atendidos por el principal de la
isla. En este marco se introduce un relato de curaciones mediante la oración y
la imposición de manos. Finalmente, parten de la isla con toda clase de
parabienes de sus habitantes (provisiones etc). Los nativos de la isla y el principal del lugar, además del padre de
este que es objeto de la curación a través del Espíritu.
4.5. Llegada
a Roma (28,11-16)
La navegación se reanuda , embarcando en una nave
alejandrina. Llegan a Siracusa, capital de Sicilia. Desde allí costeando llegan
al puerto de Pozzuoli y, desde este lugar por tierra hasta Roma.
En Siracusa permanecen tres días, en
Pozzuoli una semana en compañía de hermanos. Finalmente, en Roma son recibidos
por cristianos de esta ciudad, sabedores de que Pablo llegaba a la misma. La
situación de arresto del Apóstol entraña una cierta ambigüedad: de un
lado se afirma que éste se encontraba vigilado en una casa particular por un
custodio, pero de otro se afirma más adelante que Pablo gozaba de cierta
autonomía para realizar sus tareas pastorales.
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