La
figura de María, la madre de Jesucristo, es venerada en España y en general en
los paises católicos por una serie de razones que se remontan a los principios del cristianismo y a su
tradición, transmisión e interpretación de las escrituras, entendiendo en este
sentido que probablemente haya documentos que no han llegado hasta nosotros o
que han sido “ocultados” graciosamente, sin podernos explicar hoy ciertas
creencias. En España se reza a la virgen, se hacen cofradías, se hacen peñas,
se le canta, se le grita “guapa” y se hace de ella un mito viviente del que
muchas veces y visto desde fuera no podemos entender. Aunque las mujeres en la
antigüedad y según rezan las escrituras han tenido potestad de profetizar y un
mando bastante significativo no se les ha prestado ninguna importancia, salvo
por “la virtud”. Las mujeres en la
religión o son virtuosas o no lo son, pero nada más. La espiritualidad de la
mujer va unida directamente a su celibato, a la abstención absoluta de los
placeres carnales y al apartamiento en su calidad divina y sagrada de tener
hijos. Ser Virgen o no serlo se relacionará directamente con esa posibilidad.
Hay
varios tipos de vírgenes y la mayoría –según la tradición hispánica- han obrado
algún milagro y por eso se han convertido en Santas. Los milagros realizados
nunca se establecen con su condición de madre, son madres para la humanidad
porque conceden milagros y dan –aparentemente- respuesta a las peticiones de
sus fieles pero no responderán nunca a su condición espiritual y divina de dar
vida, de crear vida.
Como sea,
esta mujer que virgen o no, sufrió el mas grande de los martirios a ver la
infamia cometida contra su hijo, ejemplo perpetuo de sabiduría espiritual, pase
a ser simplemente discutida o cuestionada por la virginidad, dejando a un lado
sus hallazgos como ser humano especial. La Reforma protestante se aleja de la veneración de María.
El protestantismo acepta la concepción milagrosa de Jesús por obra del Espíritu
Santo como una verdad bíblica, pero además, cuando las Escrituras se refieren a
los "hermanos de Jesús", o cuando el apóstol Pablo
escribe " Santiago el Menor , el hermano del
Señor", lo interpretan literalmente, por lo que niegan la virginidad
perpetua de María. Por otra parte en Mateo 1 versículo 25 cuando José despierta
del sueño donde se le comunica que María ha concebido del Espíritu Santo se
dice: “Y cuando despertó José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había
mandado, y la recibió como esposa. Pero no la conoció hasta que ella dio a luz a
su hijo primogénito, y llamó su nombre Jesús”. De modo que quedan
sobreentendidas dos ideas, una que conocer a su esposa significa estar con
ella, mantener relaciones y la otra es que cuando se habla de un hijo
primogénito es porque han habido otros.
El razonamiento lógico es que sabemos que en aquella época no tener
hijos era una afrenta y ninguna mujer deseaba ser vista como estéril, lo que
más anhelaban era tener un hijo y ofrecerlo a Dios. Son muchos los que piensan
que el mayor error de los judíos no fue matar al hijo como tradicionalmente se
piensa sino, no reconocer la virtud y dignidad de la madre. La cuestión es
–habiendo tenido hijos o no después- si eso importa o debe importar en el
momento de considerar a Jesús como el Salvador de la Humanidad, creo que no,
como tampoco influye la tan cuestionada virginidad de María para la enorme
significación de su persona en la historia del hombre.
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