Hace falta recordar la importancia de la filosofía
aristotélica como la etapa más importante en la cronología de la
filosofía, y como punto de arranque del que partir de otros filósofos. Nunca la
filosofía griega ocupó un lugar más grande que con este
pensador cuyas ideas serían la puerta de los caminos que después
de él había de recorrer la filosofía. Y recurro a él para reflexionar en torno
a lo verdadero y lo falso, conceptos tan de moda
hoy como antaño. Me refiero particularmente a la verdad en la dialéctica, no en
las personas y su apariencia lo que sería sin duda, tema de un gran texto y de
otro contexto. Para el filósofo griego la verdad o la falsedad se da
primeramente en el juicio, el enunciado A es B, que une dos términos y encierra
necesariamente una verdad o falsedad, según una lo que está en realidad unido o
lo que está separado; a la inversa diríamos de la negación. Pero hay un sentido
más radical de verdad o falsedad, que es la verdad o falsedad de las cosas, la
del ser. Así decimos de algo que es una moneda falsa, o que es café verdadero.
Aquí la verdad o falsedad corresponde a la cosa misma. Y cuando decimos que dos
y dos son cuatro, el sentido del verbo ser es el de ser verdad. Algo es verdadero cuando muestra el ser que tiene, y es falso cuando
muestra otro ser que el suyo, cuando manifiesta uno por otro; cuando tiene
pues, apariencia de moneda lo que es un simple disco de plomo. El disco de
plomo, como tal, es perfectamente verdadero, pero es falso como moneda: es decir, cuando pretende ser una moneda sin serlo, cuando muestra un ser
imagen de sí mismo pero que no existe en realidad. Aquí aparece el sentido
fundamental de la verdad αλήθεια en griego. Verdad es
el estar descubierto, patente, y hay falsedad cuando lo descubierto no es el
ser que se tiene, sino uno aparente; es decir, la falsedad es un encubrimiento del ser, al descubrir en su lugar uno engañoso, como
cuando se encubre el ser de plomo tras la falaz apariencia de moneda que se
muestra. Pasamos la vida entera en este juego permanente de ver lo que no hay,
en una muestra ficticia de lo que en realidad es y no lo parece. Este devenir
de verdad y de falsedad es difícilmente reconocible y a menudo el ser humano,
el individuo se deja llevar, quiere dejarse llevar y vivir en esa situación
equívoca de la realidad, porque es mejor para él en un sentido global. Forma
parte de esa ficción detestable, hasta que un día quiere saber, quiere verdad y
de tanto jugar a la apariencia se da cuenta de que no sabe, no puede volver a
la esencia misma verdadera de su ser. El hombre, casi por definición y desde el
punto de vista de la alienación social, es un ser encubierto casi por
naturaleza, porque quiere y necesita vivir en ese juego falso de ser quien no
es. La sociedad está creada a partir de este sencillo y simple punto de partida
y está aceptado por todos. ¿Cuántas personas conocemos a nuestro alrededor que
sean de verdad? ¿Lo son de forma individual y cuando forman parte del juego
social ya no lo son? ¿Cuántas hay que no encubran algo? Lo bueno que da la vida
al escritor es no tener que estar batallando cada día y de forma cotidiana con
los juegos de falsedad y de verdad en los que se mueven la mayoría de los
individuos. El escritor vive cuando trabaja fuera de la sociedad, la observa.
La soledad que proporciona la escritura -hablo de la creación en si misma- le
libra a uno de chocar continuamente con esas falsedades, si bien,
luego pasamos a una etapa mucho más encarnizada de lo falso, porque el
escritor necesita de la verdad y de la mentira o falsedad para poder ser.
Cuando era pequeña uno de los cuentos con moraleja que
más me gustaba era el de El pastor mentiroso. ¿Era el pastorcillo un
bromista, era alguien que quería llamar la atención atrayendo las acciones de
los demás? ¿Era un desgraciado que se merece lo peor? ¿Se merecía la actitud
impasible de los campesinos cuando se había reído de ellos y en castigo le
dejaron tirado? Este cuento siempre me ha tenido alerta. La verdad y
la mentira sobre las cosas son dos conceptos que han existido siempre y a los
que hoy no se les concede ninguna importancia. Se es mentiroso, se es tramposo
y traidor y parece que todo el mundo lo es y no pasa nada. ¡Puaf! Hoy, no
pasa nada porque todo lo que está a nuestro alrededor es una mentira y nos
tenemos que aguantar. Los políticos, son mentira, mentira es la evolución de la
vida en sus sucesos, la mayoría de ellos maquillados con pinceles de peligrosa
mentira. ¿Es mentira hacer una cosa y decir otra? ¿Son mentira las ficciones? Un
escritor ¿es un mentiroso? claro que no o claro que sí, según se mire.
Mentir está en contra de los cánones morales de muchas
personas y está específicamente prohibido como pecado en muchas religiones. La
tradición ética y los filósofos están divididos sobre si se puede permitir a
veces una mentira, aunque generalmente se posicionan en contra: Platón decía
que sí, mientras que Aristóteles, San Agustín y Kant decían que nunca se puede
permitir. ¿Qué se siente cuando estamos al lado de un mentiroso? Dejaríamos
nuestros hijos en manos de uno de ellos? ¿Somos tolerantes con los mentirosos o
por el contrario fulminamos cuando descubrimos a alguien que no dice la
verdad? Ocultar la verdad y mentir son dos cosas bien diferentes. Por ejemplo,
en el caso de las víctimas de una guerra, se puede y se entiende mentir,
en función de las circunstancias, para proteger a personas de un opresor
inmoral, esto suele ser permisible.
Convivimos con la mentira -histórica también- en todos
los dominios y vemos cómo mentir conlleva Poder. El poder se sirve de la mentira para existir, para ser capaz de
ello. Según parece y dicen algunos expertos mentir supone un esfuerzo mucho
mayor a la persona que decir la verdad. Supongo que se cavila mucho más. Digo
yo. Pero se miente en las relaciones, en los trabajos, no hablemos de la
política y los Estados donde no hay una verdad que valga la pena de ser
mencionada. Nadie cae en los hilos que realmente mueven los asuntos y que están
detrás albergados en mentiras y dirigiéndolo todo. A lo largo de la Historia
son numerosísimos los ejemplos que tenemos de personajes y de hechos históricos
de los que nunca y digo nunca se conocerá la verdad: El suicidio de Marilin
Monroe, la muerte de Kennedy, la muerte de Juan Pablo I, la vida interna de
Napoleón o de Hitler, las guerras, Franco…son algunos sencillos ejemplos
nombrados a botepronto, miles y miles de personajes que con
la mentira pasan a ser Mito, beneficiándose de ese entramado claramente.
San Agustín distinguía ocho tipos de mentiras: las
mentiras en la enseñanza religiosa; las mentiras que hacen daño y no ayudan a
nadie; las que hacen daño y sí ayudan a alguien; las mentiras que surgen por el
mero placer de mentir; las mentiras dichas para complacer a los demás en un
discurso; las mentiras que no hacen daño y ayudan a alguien; las mentiras que
no hacen daño y pueden salvar la vida de alguien, y las mentiras que no hacen
daño y protegen la “pureza” de alguien. Casi nada. Por otra parte, San Agustín
aclara que las “mentirijillas” no son en realidad mentiras. La mentirijilla es
siempre muy relativa. El filósofo Leo Strauss acentuó la necesidad de mentir
para ocultar una posición estratégica, o para ayudar a la diplomacia o politesse
que dicen en Francia y en ese sentido se permite, como las mentiras piadosas de
los médicos. Un médico ¿debe mentir ocultando la verdad a un paciente que no
tiene oídos para oír o a su familia que de ninguna manera pueden escuchar la
verdad sobre ese familiar moribundo? Esto entra dentro de la categoría de
mentira piadosa o en ocultar un hecho en “beneficio” del otro.
Las mentiras de pareja ¿son admisibles cuando ocultamos
por ejemplo, una infidelidad para no hacer sufrir al otro? Esto,
también lo he visto en personas de ética y moral elevada, ocultando a
su pareja una infidelidad porque en realidad ya ha pasado y ha quedado atrás.
Osea que justificamos los hechos con el tiempo. Hay mucha gente en efecto que
justifica sus acciones con lo del ya ha pasado como si uno no fuese
responsable de dicha acción. Esa persona ha sido engañada y punto, la hemos
engañado. ¿Por qué en el lenguaje amoroso se miente tanto? Quizás porque todo
forma parte de las emociones, de fabular y no de los pensamientos. El otro día,
un amigo me hablaba dolido de una mujer que le dijo: “te quiero” y al día
siguiente le mandó a la porra como se dice habitualmente. ¿Estaba
entonces mintiendo? ¿Cómo se responde a la mentira? El problema, creo yo es que
nadie responde al por qué de mentir, es decir, que aquella chica con mi amigo
en ese momento habrá sentido algo parecido al amor y no ha pensado cuando ha
hablado, en lugar de callarse y esperar tiempo para ver si lo que siente es
verdad, pues no, hablamos y hablamos sin tener en cuenta los sentimientos del
otro, jorobando su vida sin que seamos consecuentes entre lo que decimos y lo
que hacemos. Difícil tema.
Luego está la mentira destructiva que entra en el terreno
de la calumnia y que es muy pero que muy habitual y cotidiana. Las mujeres lo
sufrimos bastante y de forma más destructiva, aunque últimamente he visto
hombres calumniados con cosas sorprendentes e igualmente destructivas. ¡Así son
las cosas! Decimos palabras y acciones negativas de otra persona para
hundirla y desprestigiarla. Muy común en la sociedad de hoy sobre todo cuando
existen además -y esto es el colmo- programas de televisión donde pagan a la
gente por mentir. Qué básica destrucción de la ética y la moral de las personas
de bien. Otros, al mismo tiempo se entretienen viendo, escuchando y opinando
sobre las mentiras que los programas del corazón cuentan cada día. Supongo que
una calumnia o una mentira no es nada si no hay unos oídos que le dan
veracidad, que la hacen real. Un horror.
Lo que estudiábamos en la Facultad era la famosa paradoja
del mentiroso y lo recuerdo bien, y era en realidad un conjunto de
paradojas relacionadas. A través de los siglos, el interés por resolver esta
paradoja y sus variantes ha impulsado una enorme cantidad de trabajos en
semántica, lógica y filosofía en general. El ejemplo más simple de la misma
surge al considerar la oración: «Esta oración es falsa». Dado el principio del
tercero excluido, dicha oración debe ser verdadera o falsa. Si suponemos que es
verdadera, entonces todo lo que la oración afirma es el caso. Pero la oración
afirma que ella misma es falsa, y eso contradice nuestra suposición original de
que es verdadera. Supongamos, pues, que la oración es falsa. Luego, lo que
afirma debe ser falso. Pero esto significa que es falso que ella misma sea
falsa, lo cual vuelve a contradecir nuestra suposición anterior. De este modo,
no es posible asignar un valor de verdad a la oración sin contradecirse. Sin
embargo, esta paradoja muestra que es posible construir oraciones perfectamente
correctas según las reglas gramaticales y semánticas pero que pueden no tener
un valor de verdad según la lógica tradicional. La paradoja de Epiménides
precursor de la paradoja afirmando “todos los cretenses son mentirosos” o
“todos los cretenses mienten” algo así, ha dado y da gran juego en las
aulas de filosofía.
Es mentira la imagen de un escritor
en su relación con lo que escribe? ¿Tiene que ser forzosamente cierto todo lo
que se escribe y cómo se relacionaría esa verdad? ¿Debe relacionarse lo que se
escribe con lo que la persona Es de Ser? Yo, desde mi punto de
vista relaciono la paradoja con los escritores donde todo lo que hablamos o
decimos -en esto tenemos la ventaja de que quedan escritas- se puede repasar,
cuestionar. Somos pura paradoja contínuamente -porque construimos frases u
oraciones que son correctas pero que si se relacionan con la persona, osea con
el que escribe, podemos desgranar amplias mentiras con respecto al escritor en
su vida personal, aunque no con lo que escribe. ¿Qué es verdad lo que se
escribe o el escritor? ¿Cómo se relaciona lo que se ha escrito con el escritor?
Lo mejor es no relacionarlo, lo que se dice muchas veces no significa lo que se
es. Los escritores somos complejos y tenemos un papel enormemente complicado de
apariencia, de imágenes contrarias con las verdades, las mentiras, los
conceptos, la gramática, las ideas…pero no somos mentirosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario