¿Es el hombre
bueno por naturaleza? ¿Debemos cargar los seres humanos con las faltas de
otros? ¿Es esto justo de un padre? Parece que no. Cuando el hombre viene a la
tierra y considerando que se encuentra en un estado caído debe pagar o no
debe pagar por otros, o venir sin capacidades espirituales por causa de
aquellos (me refiero a Adán y Eva). Las diferentes corrientes religiosas
explican este hecho de maneras muy distintas, lo que es tema de un trabajo
mucho más largo. ¿No es acaso el hecho de haber querido ser como los dioses
comiendo del árbol del bien y del mal (osea queriendo adquirir conocimiento)
que los primeros padres infringieron el mandamiento que se les había dado?
Pero...al adquirir el conocimiento del bien y del mal encontraba éste su
desarrollo en la posibilidad de adquirir el albedrío en su forma más grande de libertad de elección. De modo que el
hombre no está supeditado a una herencia pecadora sino más bien se queda
supeditado a su propia autonomía, a sus responsabilidades, a su libertad, a la
capacidad de poder tomar sus propias decisiones en la vida puesto que ya conoce
el bien y el mal.
Para Rousseau el
hombre es naturalmente bueno y es la civilización quien lo echa a perder. En el
terreno literario hemos visto como Naturalismo y Realismo con Èmile Zola en el
Siglo XIX a la cabeza, argumentaban continuamente en sus novelas que el hombre
es fruto de la herencia genética (con los errores que esta trae) y del medio
ambiente, de forma especial, negando lógicamente la existencia de un Ser Superior. Estas corrientes
materialistas que como todas las corrientes tienen su punto de verdad también
tiene su parte de vaciedad o de cosa incompleta. Parece que el hombre se deja
llevar e influir en la vida sin que pueda él por si mismo decidir nada. El
hombre no puede dirigir su vida, no puede
tomar sus propias decisiones según estos principios.
Rousseau (fundado
en sus ideas religiosas que arrancan de su calvinismo originario) proponía una
vuelta del hombre a la naturaleza con la idea de poder regresar o contactar con
su estado natural, que es de bondad. Rousseau propone la búsqueda del hombre y
de su actos explicando ambos en un
encuentro casi místico con los poderes de creación que están ahí, en la
naturaleza. Algo de esta filosofía ha quedado en Europa con la importancia que
se le concede al medio ambiente. El hombre sin contacto con la naturaleza no es
nada.
Pero ¿de verdad
podemos creer que el hombre es capaz de perder de esa manera sus capacidades
espirituales casi de forma inconsciente porque somos influidos por el entorno?
Claro que las puede perder, pero de forma consciente. Cuando un niño se
aproxima a la edad de ocho años (generalizo) puede en su pequeño mundo
discernir el bien del mal, sabe cuando engaña a sus padres, cuando hace algo
que no está bien. Sus padres deben dejar que comprenda esta posibilidad
bien-mal así como las consecuencias que se desarrollan de esas elecciones o
decisiones tomadas aun siendo pequeño.
Los personajes
siempre atormentados y determinados socialmente de Zola, el mundo realista
donde parece que el ser humano no tiene salidas como igualmente plantearon escritores
como Galdós, Pardo Bazán o Blasco Ibáñez parecen olvidar que el hombre puede
decidir por si mismo muchas cosas y correr con sus consecuencias, claro,
formando esto parte esencial de su progreso. El hombre no es una marioneta en
brazos del destino o de su entorno porque el hombre puede cambiar su vida e
intentar dirigirla. La capacidad de disponer de nuestro libre albedrío es el
regalo de libertad mas grande que un padre puede dar a sus hijos y en la medida
que mejor se conocen Las leyes de
Dios por las que uno debe guiarse, mayor y mejores serán los resultados en
nuestra vida, porque los realizaremos bajo nuestra libertad de elegir, la
nuestra y no la de otros.
Hasta la próxima que retomaré aquí.
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